Crónicas de un pueblo se rodó en el pueblo madrileño Santorcaz. Su argumento: la vida cotidiana de un pueblo. El cartero, el cura, el alcalde, el maestro, la guardia civil o la boticaria son algunos de los personajes que representaban las “fuerzas vivas” oficiales de aquellos años. También destacaba la figura de el forastero, un personaje tal vez misterioso del que pensaban que podía alterar el orden y la tranquilidad cotidiana del pueblo. A través de ellos nos mostrarán cómo es la vida en comunidad, con los problemas derivados y sus “valores”, por supuesto los imperantes durante esa época anterior a la democracia. Fue un gran éxito durante los tres años que estuvo en antena. (FILMAFFINITY)
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